domingo, 17 de marzo de 2013

CARIDAD VS JUSTICIA SOCIAL: UNA REFLEXION SOBRE EL DESMANTELAMIENTO DE LOS SERVICIOS SOCIALES EN ESPAÑA.


Si existe algo claro de los resultados que están provocando los efectos de la crisis, es que todo   el sufrimiento y las consecuencias de este sistema económico siempre las pagan los mismos, es decir, LOS DE ABAJO. El propio Joan Rosell, presidente de la CEOE y miembro de la élite económica de este país, manifestaba  en el programa de TV  “SALVADOS”   lo siguiente:

-         Jordi Évole: ¿Está de acuerdo con que existe una élite que ha perdido muy poco con le crisis y que hay ciudadanos que sí han perdido muchísimo?

-         Joan Rosell: “Son los de abajo y muy abajo los que han perdido muchísimo”. “Los de arriba, también han perdido, pero como tienen más ( de lo que pierden) aguantan   y aguantan muy bien…eso es así y estadísticamente es así”.

La respuesta del presidente de los empresarios es la constatación de la actual guerra en la que nos encontramos inmersos entre “Los de Arriba” y “los de Abajo”, es decir, es la constatación de que “la lucha de clases” existe y además mientras muchos y muchas la niegan, son ya demasiados compañeros y compañeras los que se están quedando en el camino. Nos encontramos ante una batalla en toda regla entre una guerra de intereses.

Ante esta situación de lucha y de batalla, si algo tienen claro  los de Arriba es que hay que desarmar al adversario, hay que desarmar a LOS DE ABAJO. Para ello los de Arriba tienen claro que hay que desarmar a los mismos por tres vías:

1)    La Educación: porque es el cerebro de la operación de los de Abajo.

2)    La Sanidad: porque es la vida, el oxigeno de los de Abajo.

3)    Los Servicios Sociales: porque es la defensa, el escudo, la resistencia a la falta de recursos para satisfacer las necesidades mínimas.

De todos los golpes que estamos recibiendo por los de Arriba, yo me quiero centrar en este último, en la defensa de los de Abajo, en resistir el ataque neoliberal cubriendo las necesidades de la población desde el sentido más humano.

De los tres pilares, los Servicios Sociales, es  del que menos se habla y no por ello más o menos importante, es otra herramienta de guerra de LOS DE ABAJO y por tanto está en la agenda de objetivos a eliminar por la derecha europea y española, es decir, LOS DE ARRIBA.

Los  “Servicios Sociales”, o mejor dicho, “El sistema Público de Protección Social”,  han supuesto en nuestro país una serie de actuaciones sociales cuyos  objetivos han sido, perseguir el bienestar  en la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas.

La realidad actual es bien distinta, y su concepto empezará pronto a volver a redefinirse por los teóricos del trabajo social. 

En el último año, el gobierno del PP, ha manifestado a través de varias vías una serie de reformas que están propiciando un desmantelamiento en toda regla de tales servicios. Se trata de un ataque directo a todo lo conseguido durante más de cien años en lo que respecta al mundo de la ciencia del trabajo social  en su sentido jurídico, histórico y social. La situación de las familias en los municipios es insostenible, tras la reforma laboral aprobada por el PP, hoy hablamos de 6.000.000 millones de parados y de paradas a los cuales en un porcentaje alto se les han agotado las prestaciones sociales. Hay que sumar que las condiciones de vida de la clase trabajadora está empeorando: aumento del  IVA, pérdida de poder adquisitivo de las clases populares, han disminuido  los recursos dedicados a Sanidad, Educación, Cultura, los parados de larga duración (más de 1 año)  son ya más de la mitad del total y los jóvenes menores de 25 años en paro superan el 53,5%.

Hay que resaltar cuatro medidas desde la entrada del Partido popular al gobierno que han marcado al sistema público de protección social:

1)    Abril del 2012: El gobierno del PP  provoca un recorte presupuestario en materia de atención a la dependencia de un 5,7% sobre lo presupuestado en el ejercicio anterior, una cantidad que, traducida a cifras reales, supone 81 millones de euros menos. A la vez, el Plan Concertado pasa  de cerca de 86 millones de euros a alrededor de 50, por usar cifras redondas. No se conocía un recorte así desde su creación en los ochenta.

2)   Diciembre del 2012: El gobierno del PP elimina las subvenciones para la tele-asistencia y además elimina la financiación de los Planes concertados.


3)   Enero del 2013: Reforma de Ley de Bases de Régimen Local, si no les parecía poco la situación precaria que sufrían los Ayuntamientos para dar respuestas a las necesidades que esta crisis está generando en la clase trabajadora, de un pincelazo nos quieren quitar a los ayuntamientos todas las competencias que las administraciones locales tienen en materia de Servicios Sociales para entregarlas por completo a las comunidades autónomas y a las diputaciones, rompiendo  de esta manera con todo el desarrollo del Trabajo Social en España como a  lo largo del articulo desarrollaré.

Detrás de los diferentes recortes económicos en sanidad y en educación,  existe la pretensión de implantar  un modelo ideológico que yo definiría como  neo-católico. “Neo” por su identidad económica liberal, y católico: Por la búsqueda de una herramienta de re-construcción de hegemonía   ideológica. Es decir estamos ante la privatización de todos los servicios que ofrece nuestro sistema público de servicios sociales y además la sustitución de un modelo público y de calidad por otro modelo basado en la beneficencia o en la caridad.

La caridad forma parte de la historia del trabajo social y significó una considerable influencia en la vida civil desde la edad media, se define como  “la ayuda a los demás por amor a Dios”. Es una conceptualización muy humanista cuya principal práctica es la limosna. Con el desarrollo de la Revolución Industrial y la aparición de partidos políticos y sindicatos en el siglo XVIII, se empiezan a exigir mecanismos legales que entiendan tal ayuda como un sistema jurídico y universal que convirtiera la ayuda social en un derecho de toda persona garantizado desde la administración pública. Se enfrentaban el concepto de caridad y justicia social. De estos debates  y de estas prácticas han surgido distintas síntesis que han desarrollado los principios que han marcado el origen de los servicios sociales en España y en Europa. Hay que señalar:


-         La Ley de la beneficencia de 1822: es el primer Plan organizativo de la beneficencia pública. Son los Ayuntamientos los órganos encargados de asumir competencias en servicios sociales.

-         Ley de la beneficencia de 1849: Un paso más en la intervención pública, ahora los fondos de la beneficencia particular se ponen al servicio de la asistencia pública.

-         II República: aparece la “Asistencia social pública” como elemento de superación de la beneficencia.


-         Ley de Bases de la Seguridad Social de 1963  la cual permitió  la integración de los servicios sociales al sistema público de protección social.

-         Con la Constitución  de 1978 se van constituyendo las distintas comunidades autónomas y a su vez la aprobación de sus estatutos de autonomía y leyes que describían las competencias en materia de servicios sociales.

-         Ley Reguladora de Bases del Régimen Local de 1975: supuso para los Ayuntamientos el ejercicio de competencias en materia de “asistencia social”.

-          Ley de Bases de Régimen Local de 1985: Supuso un verdadero cambio al convertir la asistencia social en un sistema de Servicios Sociales. 

Es importante resaltar el papel de los ayuntamientos a lo largo de la historia del trabajo social ya que han sido siempre   el medio más cercano a los ciudadanos y ciudadanas para la prestación de Servicios Sociales y su importancia en la gestión de los servicios debe de ser considerable.

La actual constitución y su marco político, al que tanto se refieren los dirigentes del Partido Popular, reforzó el papel de los ayuntamientos al establecer que “la Constitución garantiza la autonomía de los municipios” (Art. 140). Este protagonismo ha sido desarrollado gracias a las crecientes demandas sociales y firmes luchas a lo largo de la historia por parte de los trabajadores y trabajadoras ante sus ayuntamientos, la administración que mas cercana les resultaba.

De estas luchas y el proceso histórico-evolutivo de los Servicios Sociales en nuestro país aparece como herramienta El Plan Concertado para el desarrollo de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales de 1988, el cual genera un sistema público y gratuito en el ámbito municipal de servicios sociales. De esta manera se ha constituido en los ayuntamientos en los últimos veinte años un sistema jurídico público de servicios sociales con carácter autónomo de otros sistemas. Las prestaciones que ofrecen dichos servicios municipales han  sido varias como: Servicios de información, valoración y orientación, prestaciones económicas, Ayuda a domicilio, convivencia y reinserción social etc...

Actualmente estamos presenciando el desmantelamiento de los Servicios Sociales por parte del Partido Popular con la excusa de cumplir los objetivos de déficit y las condiciones impuestas por la “troika”. Se considera prioritario el pago de la deuda, antes que las necesidades en Educación, Sanidad y Servicios Sociales de acuerdo con el sentido de la reforma del Art. 135 de la Constitución, por cierto pactada con el PSOE.

Tal desmantelamiento está provocando una pérdida de recursos en la administración pública, esto genera una nueva situación donde asistimos al clásico debate que ha marcado la historia del trabajo social: caridad, beneficencia o asistencialismo y justicia social.

Actualmente las organizaciones benéficas y caritativas están ocupando espacios donde no llega la administración pública, pero aún así, por la falta de recursos se generan espacios a los que tampoco llegan tales organizaciones caritativas ni tampoco la administración pública. Aquí se encuentra  el gran problema. ¿Quien ocupa ese espacio de exclusión social? Aquí es cuando los dos modelos empiezan a enfrentarse y se originan ciertos problemas como la falta de optimización de recursos, aumento de marginación social y lo más importante, se produce una falta de definición de funciones.

 Esto último puede ser lo más peligroso. En esa lucha por llegar a un sector de la población, ambos modelos empiezan a confundir funciones y aparecen organizaciones de beneficencia jugando a veces el papel de servicios sociales y por el contrario, nos encontramos a veces a la propia administración pública con tonos de prácticas caritativas.

De este proceso pueden surgir varias hipótesis que definirán el futuro de los servicios sociales en nuestro país:

Por un lado, si el sistema sigue desmantelándose, acabaremos con un sistema público y universal totalmente desarticulado en el que no se garantizará la justicia social como vara de medir y articular mecanismos que garanticen unos mínimos derechos en materia de atención social.

Por otro lado, si somos capaces de frenar este proceso de desestabilización de los Servicios Sociales públicos podremos reforzar nuestro escudo y nuestra resistencia para afrontar la realidad con criterios de justicia social, universalidad y de calidad en la atención de las personas que se encuentren en una situación de exclusión y pérdida de derechos.

Está en nuestras manos luchar porque la síntesis superadora entre el debate existente sea la última opción y no volver de esta manera a sufrir un retroceso de más de cien años en derechos conquistados por los trabajadores y trabajadoras en materia de servicios sociales.

Los servicios sociales son el escudo de los de Abajo frente a los ataques de los de Arriba, si nos los quitan, será más difícil defendernos de los futuros golpetazos que los capitalistas están acostumbrado a darnos para seguir acumulando beneficios.

“La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”. 
 (Eduardo Galeano).