lunes, 28 de octubre de 2013

UN GRAMO DE ALMA.


        Aspirar y espirar conforman un ejercicio mecánico que mezclándose con un gramo de alma se convierten en un suspiro. Esa es la diferencia entre las personas que sólo respiran y las personas que suspiramos.

Las personas que suspiramos lo hacemos porque añadimos un gramo de alma a nuestra acción mecánica de respirar.

Con ese gramo de alma, la respiración se transforma en una aspiración  profunda seguida de una espiración que se transforma en alivio, en deseo, en tristeza, en alegría, en amor, en esperanza, en actitud.

La gente que sólo respira no tiene capacidad de medir el tiempo. Para la gente que suspiramos, cada suspiro equivale a un segundo de nuestras vidas, somos conscientes de que entre suspiro y suspiro existe un segundo que ha servido para algo. Para alegrarnos, aliviarnos, esperanzarnos, desearnos, enamorarnos.

Suspiramos una vez por segundo que equivale a 60 suspiros por minutos los cuales se convierten en 3600 suspiros en una hora. Si hacemos las equivalencias, en un día suspiramos 86.400 veces que al año hacen 31.556.926 suspiros. Estos repetidamente en 31 años hacen un total de 978.264.705 suspiros. Todos estos suspiros juntos hacen ser lo que somos.

Somos el número de suspiros entre la nada y la nada.

Para los que suspiramos, cada suspiro es un gramo de alma, un gramo de sentido a la vida.  Los que suspiramos damos color a la vida, la amamos profundamente por el sólo hecho de valorar el gran esfuerzo que nos cuesta generar gramos de alma.

En ese esfuerzo a veces nos dejamos la propia vida por el sencillo objetivo de seguir amándola, de seguir acariciándola, o de seguir palpándola.

La gente que respira no ostentan a darle el valor necesario al tiempo del que disponen, sólo lo consumen, lo ven pasar desde la distancia.

Las personas que suspiramos no sólo nos volvemos locos en mirar de cerca  al tiempo, sino que a su vez lo retamos, lo miramos a los ojos. A veces incluso lo subestimamos.

Al final de todo nos definimos por la manera de suspirar, de medir cada instante de nuestra vida y ello hace que nos preocupemos porque no se desborden nuestros segundos.

Hay quienes se dedican a dejarnos sin esas sensaciones que conforman el alma, hay quienes compran los olores, los amores, nuestras tristezas, nuestras esperanzas o nuestras alegrías. Ellos o ellas no merecen ningún suspiro.

Los que suspiramos luchamos por generar alma, nos manifestamos por el derecho al tiempo y reivindicamos el disfrute de la vida.

Si el tiempo son suspiros y el suspiro es vida ¿Por qué los que respiran no riegan sus vidas con alma?

Quizás la vendieron sin saberlo.

Gracias por no dejar que vendiera la mía.
Gracias por hacerme suspirar todavía.

"La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento".






3 comentarios:

  1. Excelentes palabras hiladas con ternura y compromiso.

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  2. Precioso poema , y una verdad como un templo

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  3. "En abril suspiramos juntos."
    http://lookingforaheero.blogspot.com.es/

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